Palabras de Jesús
Les digo que no se preocupen por la vida diaria, si tendrán suficiente alimento y bebida, o suficiente ropa para vestirse. ¿Acaso con todas sus preocupaciones pueden añadir un solo momento a su vida? […] Esas cosas dominan el pensamiento de los incrédulos, pero su Padre celestial ya conoce todas sus necesidades. Busquen el reino de Dios por encima de todo lo demás y lleven una vida justa, y Él les dará todo lo que necesiten. Así que no se preocupen por el mañana, porque el día de mañana traerá sus propias preocupaciones. Los problemas del día de hoy son suficientes por hoy. Mateo 6:25, 27, 32-34[1]
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La máxima protección para evitar hundirse en las tormentas de la vida es cultivar una amistad conmigo. Sin embargo, desperdicias mucho tiempo al preocuparte por las tormentas que ves que se forman en el horizonte de tu vida. En el pasado, muchas tormentas que pensabas que se aproximaban cambiaron de dirección y nunca llegaron a ti. Aunque algunas sí llegaron, en muchos casos ya habían perdido gran parte de su fuerza para cuando llegaron a ti. Te exhorto a que no te concentres en las dificultades que tal vez vayan en dirección a ti y que veas Mi Presencia, que siempre estoy contigo.
Nunca encontrarás seguridad al tratar de prever todas las tormentas que tal vez algún día lleguen a ti. Recuerda que Yo controlo la atmósfera de tu vida. Confía en Mí, relájate y deja tus inquietudes a Mi cuidado, que soy capaz. Me entristece ver que te obsesionas con los problemas que quizá se presenten, en vez de encomendarme esos asuntos. Cuando te encuentres ansiosamente escudriñando el horizonte de tu vida, que eso sea un recordatorio para que busques Mi rostro. No me encontrarás en la distancia. Estoy aquí, junto a ti, más cerca de lo que te atreves a creer.
En vez de que desperdicies el tiempo preocupándote, dedícalo a cultivar una amistad conmigo. Háblame de lo que te preocupa, de tus placeres y de tus problemas. Me interesa todo lo que a ti te importe porque soy tu Amante eterno. Recuerda que soy quien te sostiene de la mano derecha. Te guío dándote Mi asesoramiento, que se basa en la sabiduría eterna. Así pues, no hace falta preocuparse por el futuro. Cuando llegue el momento, personalmente te llevaré a la Gloria. Por ahora, vive cerca de Mí. Mi amistad es tu mejor refugio de las tormentas de la vida[2].
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Tú me sostienes de la mano derecha. Me guías con Tu consejo, y más tarde me acogerás en gloria. […] Podrán desfallecer mi cuerpo y mi espíritu, pero Dios fortalece mi corazón; Él es mi herencia eterna. Salmo 73:23-24, 26[3]
Eleva el corazón
¡Eleva el corazón en alabanza y canta con júbilo! Cultiva la relación íntima y personal conmigo que te sacará adelante en esta época. No te canses ni pienses que estás malgastando el tiempo, porque este tiempo es muy valioso para ti y para tu espíritu.
Busca primeramente el reino de Dios y Su justicia, y todas esas otras cosas que tratas de encontrar te serán añadidas.
Tu espíritu será receptivo a Mí, y pondrá los ojos en Mí a cada paso. Sabrás que careces de fuerzas propias, mas Yo te fortaleceré y te ayudaré, te sustentaré con la diestra de Mi justicia, como promete Mi Palabra.
Así pues, no temas ni te preocupes en esas épocas de prueba. Ten fe. Pon tu confianza en Mí y Yo obraré. Evocarás estos momentos con aprecio y gran estimación.
Te fortaleceré y te ayudaré a salir adelante en estos momentos difíciles.
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El SEÑOR es refugio de los oprimidos; es su baluarte en momentos de angustia. En ti confían los que conocen tu nombre, porque tú, SEÑOR, jamás abandonas a los que te buscan. Salmo 9:9-10[4]
Pon tu destino en Mí
Soy Yo el autor y consumador de tu fe. El que lleva a cabo esta obra en tu vida, como bien lo sabes. Pon toda tu confianza en Mí. Pon tu destino en Mí, y no des lugar al temor. He aquí que Mi mano está sobre ti y te he ungido para las tareas que te he encomendado. Te he concedido sabiduría para que puedas hacer lo que haya que hacer. Te daré la fortaleza y el poder que necesitas, incluso la fe, en tanto que siempre clames a Mí y perseveres; que no abandones.
¡Sigue peleando la buena batalla! Sigue poniendo los ojos en Mí y no vaciles ni te preocupes por las batallas, pruebas o dificultades. No te abrumes por los retos que tienes por delante. Ten la certeza de que soy el que vencerá todos los obstáculos y te conducirá al lugar de Mi elección. No te fallaré. No tienes más que seguirme paso a paso.
Soy consciente de que el mundo es complicado, que suceden muchas cosas malas, y que esas cosas malas afectan también a Mis hijos. Mas esa es Mi preocupación, no la tuya; no te afanes por esas cuestiones.
No trates de llevar cargas que no te corresponden; deja que las lleve Yo. Échalas sobre Mí. Consolídate en el conocimiento de Mi Palabra y en la fe. Alza la vista hacia Mí y alábame, dame gloria. Cumpliré todo lo que ha prometido Mi Palabra. La parte que te toca es hacer Mi voluntad y las tareas que te encomiende. En la medida en que me obedezcas y sigas de cerca, seguiré fortaleciéndote, y cumpliré así cuanto he prometido.
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Le pido a Dios, fuente de esperanza, que los llene completamente de alegría y paz, porque confían en Él. Entonces rebosarán de una esperanza segura mediante el poder del Espíritu Santo. Romanos 15:13[5]
Deposita tu confianza en Mí
No temas ni te preocupes, sino reposa en Mí. Apóyate en Mí y en Mi Palabra. Pon los ojos en Mí y confía en Mis promesas. Ten fe en Mis Palabras que te dirijo. Ten fe en Mi voz, que te habla al corazón. Ten fe en el amor que percibes a tu alrededor.
Cuando sientas temor, dudes o te preocupes, pon los ojos en Mí y confía. Cuando comiences a temblar, confía en Mí. Cuando no puedas más y se te llenen los ojos de lágrimas, sigue confiando en Mí a pesar del llanto. Confía en Mí pase lo que pase.
Confía en que sé lo que más te conviene. Confía en Mi sabiduría. Confía en Mi capacidad para guiarte, orientarte y hacer que se cumpla Mi voluntad en tu vida. Confíame el futuro. Confía en que no te fallaré; cumpliré las promesas que te he hecho. Confía en que no te abandonaré.
Confía en que te consolaré por las noches cuando te parezca que no tienes a nadie. Confía en que siempre estoy contigo. Confía en que soy capaz, y en que te ayudaré en esta época de pruebas. Confía en que no te defraudaré.
Mantén los ojos en Mí y deposita tu confianza en Mí. No centres la atención en tus temores, preocupaciones y dudas. Fíate de Mi Palabra, de Mi voluntad para tu vida, del plan que he trazado para ti. Confíame tu destino.
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¿Por qué voy a inquietarme? ¿Por qué me voy a angustiar? En Dios pondré mi esperanza, y todavía lo alabaré. ¡Él es mi Salvador y mi Dios! Salmo 43:5[6]
Impulsores de la fe
¿Has caído en el abatimiento o el desánimo? ¿Sin fuerzas para encarar el día? No te preocupes, Mi amor, tengo el incentivo que necesitas. Renueva ya mismo el vigor escuchándome.
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Bendita la paz que encontramos en estos momentos de comunión que pasamos los dos a solas. No descuides nunca estos momentos conmigo; son lo que te da fortaleza.
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Sé que te sientes incapaz. Me doy cuenta de tu inseguridad y de que no sabes qué hacer. Conozco bien lo que sientes. Por otra parte, ¿te has fijado en que buscas como nunca la intimidad conmigo para pedirme guía e instrucciones? Te colocaré donde quiero que estés, y a la larga, cuando mires hacia atrás, reconocerás Mi voluntad en todo lo que te sucedió, aun en aquello a lo que en este momento no le encuentras sentido. He puesto Mi mano sobre tu vida.
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No te preocupes si a veces te sientes débil e inútil. A mí me encanta que te sientas así, porque te acerca a Mí y te mantiene humilde y dependiente de Mí. Cuando te desanimas estás en una situación única de modo que vuelvas la mirada hacia arriba y contemples Mi rostro. Es en esos momentos cuando de veras sabes que sin Mí no eres nada.
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No te canses de hacer el bien, al contrario: vuélvete hacia Mí e invócame. Te concederé la sabiduría, la gracia y el amor que necesitas. A su tiempo segarás si no desmayas.
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¡No te imaginas lo orgulloso que estoy de ti! Te sometí a muchas pruebas y no perdiste la fe; te apoyaste en Mí y te sometiste. Perseveraste y te asiste fuerte de Mi mano por pura fe. En algunas ocasiones, la situación se te puso un poco incierta y hasta turbulenta, pero me permitiste que te diera la gracia, la ayuda y las fuerzas que necesitabas. Estoy feliz y emocionadísimo de que nos hayamos acercado tanto como amigos, como amantes, como compañeros.
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¡No te preocupes! Prometo velar siempre por ti y ayudarte a sortear todo obstáculo que se te presente. Siempre estoy a tu disposición, de modo que, cuando sientas la tentación de preocuparte, recuerda que Mi amor y Mi poder están presentes en todo momento para sacarte adelante.
Publicado en Áncora en agosto de 2014. Traducción: Patricia Zapata N. y Antonia López.
[1] NTV.
[2] Sarah Young, Jesus Lives (Nashville: Thomas Nelson, 2009).
[3] NVI.
[4] NVI.
[5] NTV.
[6] NVI.
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