Salmos 19
Reina Valera 1995
Comentarios de Dennis
Edwards
Las obras de Dios y la palabra de Dios
1Los cielos cuentan la gloria de Dios y el
firmamento anunciala obra de sus manos.
2Un dÃa emite palabra a otro dÃa y una noche a
otra nochedeclara sabidurÃa.
3No hay lenguaje ni palabras ni es oÃda su voz.
4aPor toda la tierra salió su voz y hasta el
extremo del mundosus palabras.
Abraham
Lincoln comentó: “Puedo ver cómo podrÃa ser posible que un hombre mire hacia
abajo a la tierra y sea ateo, pero no puedo concebir cómo un hombre podrÃa
mirar hacia los cielos y decir que no hay Dios”. Emmanuel Kant, el filósofo
alemán (1724-1804), escribió: “Dos cosas llenan mi mente con un asombro y una
admiración cada vez mayores, cuanto más a menudo y más seriamente reflexiono y
me concentro en ellas: el cielo estrellado sobre mà y la ley moral dentro de
mÔ.
El
apóstol Pablo escribió: “Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y
deidad, se ven claramente desde la creación del mundo, siendo entendidas por
medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa”, Romanos 1:20.
En el
libro más antiguo de la Biblia, el libro de Job, encontramos a Job diciendo:
“Pero pregunta ahora a las bestias, y ellas te enseñarán, y a las aves del
cielo, y ellas te lo dirán; o habla a la tierra, y ella te enseñará; y los
peces del mar te lo contarán. ¿Quién no sabe en todo esto que la mano de Jehová
ha hecho esto? En cuya mano está el alma de todo ser viviente, y el aliento de
todo hombre”. Job 12:7-10.
En
otras palabras, Job está diciendo, ve a estudiar el reino animal y ellos te
enseñarán, o las aves y te lo dirán, o en tu estudio de geologÃa, te enseñarán,
o en tu estudio de los peces del mar, ellos te declararán: que es la mano de
Dios la que creó todas las cosas y es Su mano la que mantiene vivos tanto al
hombre como al animal. Como leemos en el salmo, “Sabed que Jehová es Dios; Él
nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos”, Salmo 100:3a.
El
apóstol Pablo en su defensa a los atenienses explica quién es el “Dios
desconocido” al que adoran. “El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en
él hay, siendo Señor del cielo y de la tierra, no habita en templos hechos por
manos humanas; “Y no es honrado por manos de hombres, como si necesitase de
algo; pues él es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas. Y de una
sangre ha hecho todo el linaje de los hombres, para que habiten sobre toda la
faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos y los lÃmites de
su habitación, para que busquen a Dios, si en alguna manera, palpando, puedan
hallarle; aunque ciertamente no está lejos de cada uno de nosotros; porque en
él vivimos, y nos movemos, y existimos”. (Hechos 17:24-28a)
4bEn ellos puso tabernáculo para el sol;
5y este, como esposo que salede su alcoba, se
alegra cual gigantepara correr el camino.
6De un extremo de los cielos es su salida y su
curso hasta el término de ellos. Nada hay que se esconda de su calor.
Isaac
Newton fue otro de los que, meditando sobre las esferas celestiales, llegó a la
siguiente conclusión: “El ateÃsmo es tan absurdo. Cuando miro el sistema solar,
veo la Tierra a la distancia adecuada del Sol para recibir las cantidades
adecuadas de calor y luz. Esto no sucedió por casualidad”.
Dios
nos ha dado muchas razones para creer. Nuestro estudio de la ciencia deberÃa
llevarnos a Dios, no alejarnos de Él. El cientÃfico de cohetes Wernher von
Braum dijo: “Mis experiencias con la ciencia me llevaron a Dios. DesafÃan a la
ciencia a probar la existencia de Dios. Pero ¿de verdad debemos encender una
vela para ver el Sol?”.
Incluso
Einstein, aunque no era teÃsta, llegó a la misma conclusión: “las leyes de la
naturaleza manifiestan la existencia de un espÃritu muy superior al de los
hombres, y uno ante el cual nosotros, con nuestros modestos poderes, debemos
sentirnos humildes”.
7La ley de Jehová es perfecta: convierte el alma;
el testimonio de Jehová es fiel: hace sabio al sencillo.
En el
libro de Hebreos 4:12, encontramos: “Porque la palabra de Dios es viva y
eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el
alma y el espÃritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos
y las intenciones del corazón”. La palabra de Dios nos da discernimiento y nos
ayuda a distinguir la verdad de la falsedad.
8Los mandamientos de Jehová son rectos: alegran
el corazón; el precepto de Jehová es puro: alumbra los ojos.
Es conocer y seguir la palabra de Dios lo que ilumina nuestras mentes. Su palabra es una lámpara a nuestros pies y una luz a nuestro camino, Salmo 119:105. El apóstol Pablo nos dice que “el dios de este siglo ha cegado el entendimiento de los incrédulos”, 2 Corintios 4:4a. Creer en la palabra de Dios ilumina nuestras mentes. Rechazar la palabra de Dios nos hace ciegos. Por lo tanto, San AgustÃn razonó que deberÃamos tratar de creer para poder entender correctamente, en lugar de tratar de entender para creer. Creer en Dios ilumina nuestro entendimiento para que podamos entender correctamente. Sin Dios como nuestra suposición inicial, nuestro razonamiento es inútil. Como enseña la Escritura, “El temor del Señor es el principio del conocimiento”, Proverbios 1:7a.ios 1:7a.
9El temor de Jehová es limpio: permanece para
siempre; los juicios de Jehová son verdad: todos justos.
10Deseables son más que el oro, más que mucho oro
refinado; y dulces más que la miel, la que destila del panal.
Incluso los juicios de Dios deben verse como bendiciones. El Señor dice que son más dulces que la miel y más deseables que el oro. Todo lo que Dios permite en nuestras vidas debe verse a través de los lentes de Romanos 8:28: “Todas las cosas cooperan para bien de los que aman a Dios, de los que son llamados conforme a su propósito”, y 1 Tesalonicenses 5:18: “Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús”. Si filtramos todas nuestras experiencias de vida a través del tamiz de estos dos versÃculos, impediremos que la amargura y la negatividad entren en nuestras vidas y mantendremos una relación correcta con Dios y con los demás.
11Tu siervo es, además,amonestado con ellos; en
guardarlos hay gran recompensa.
12¿Quién puede discernirsus propios errores?
LÃbrame de los que me son ocultos.
No
podemos comprender realmente todos nuestros errores. Nuestro orgullo nos hace
ciegos a muchos de nuestros propios errores. Debemos pedirle a Dios que nos
limpie y nos ayude a obtener la victoria sobre nuestros pecados secretos. El
enemigo quiere usar esos pecados secretos como una forma de hacer un agujero en
nuestro dique espiritual, para poder inundar nuestras vidas con sus mentiras y
destruir nuestra fe y testimonio de Dios. No juegues con los pecados secretos.
Resiste al diablo y él huirá de ti. Pide oración.
13aPreserva también a tu siervode las soberbias,
que no se enseñoreen de mÃ.
Los
pecados de presunción son pecados de orgullo. La Biblia dice que la raÃz de
todo pecado es el orgullo. Es nuestra rebelión contra Dios, nuestro orgullo, lo
que nos hace pecar y hacerlo a nuestra manera. Como resultado, nos volvemos
“sanguinarios, pero inflexibles”. Terminamos en amargura y lejos de Dios.
13bEntonces seré Ãntegro y estaré libre de gran
rebelión, o en la versión King James “de la gran transgresión”.
La gran
transgresión es la incredulidad. Porque Dios nos ha dado
amplias razones para creer, pero los hombres han “detenido la verdad con
injusticia”, Romanos 1:18b. “Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron
como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus
razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se
hicieron necios”, Romanos 1:21-22.
Blaise
Pascal (1623-1662) en sus Pensamientos filosóficos escribió:
“[Dios] ha querido hacerse plenamente reconocible por aquellos; y asÃ,
queriendo aparecer abiertamente a los que le buscan con todo su corazón, y
estar oculto a los que huyen de Él con todo su corazón, Él regula de tal manera
el conocimiento de Sà mismo que ha dado señales de Sà mismo, visibles a los que
le buscan, y no a los que no le buscan. Hay suficiente luz para aquellos que
sólo desean ver, y suficiente oscuridad para aquellos que tienen una
disposición contraria.”
14¡Sean gratos los dichos de mi boca y la
meditación de mi corazóndelante de ti, Jehová, roca mÃa y redentor mÃo!
Que nuestras palabras y pensamientos sean de nuestro Redentor que nos ha
dado la victoria sobre el mal. Él es nuestra fuerza, nuestra roca y por Él
podemos hacer todas las cosas y tener la victoria sobre el enemigo. “Hijitos,
vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en
vosotros, que el que está en el mundo”, 1 Juan 4:4. “Todo lo puedo en Cristo
que me fortalece”, Filipenses 4:13.
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