OH AMOR QUE NO ME DEJARÁS

1 Oh,Amor que no me dejarás,

descansa mi alma siempre en ti;
es tuya y tú la guardarás,
y en el océano de tu amor
más rica al fin será.

2 Oh, Luz que en mi sendero vas,
mi antorcha débil rindo a ti;
su luz apaga el corazón
seguro de encontrar en ti
más bello resplandor.

3 Oh, Gozo que a buscarme a mí
viniste con mortal dolor,
tras la tormenta, el arco vi,
y ya el mañana, yo lo sé,
sin lágrimas será.

4 Oh, Cruz que miro sin cesar
mi orgullo, gloria y vanidad,
al polvo dejo por hallar
la vida que en su sangre dio
Jesús, mi Salvador.

George Matheson era un joven cristiano dedicado. Tenía una amiga y se iban a casar. Pero tenía un problema con los ojos y finalmente el análisis de los médicos fue que se quedaría ciego. George le dijo a su futura esposa la triste noticia y ella soltó las manos de las de él y respondió: "Pero George, no puedo estar casada con un ciego". Y así el matrimonio se rompió y George dedicó su vida a Dios y durante veinte años fue un ministro exitoso incluso ciego.

¿Cómo fue posible? Su hermana decidió dedicar su vida a ayudar a su hermano. Ella era los ojos de George. Aprendió a leer griego, hebreo y latín para ayudar a George con sus estudios. George se convirtió en un talentoso orador y ministro del Evangelio, un Doctor Teológico, muy solicitado. Sin embargo, después de veinte años su hermana se enamoró de otro hombre y tristemente dejó a George para casarse. Fue en esa ocasión que George escribió el poema anterior de rededicación a Dios, sin importar cuán difícil pueda parecer la cruz.

George confesó que el poema le llegó en un momento y a los pocos minutos tenía todo escrito. Dijo que era más como si alguien se lo estuviera dictando. Luego, el músico que le puso música tuvo una experiencia similar y recibió la música en los primeros momentos que se le ocurrió. Seguramente el Espíritu Santo fue directamente todo el asunto con el resultado de un hermoso y desgarrador canto de sumisión y dedicación a Dios.